¿Alguien ha cumplido años, por favor?

A veces dar clase te lleva a las situaciones más ridículas de la vida. El otro día estaba haciendo pruebas de canto a los energúmenos para ver (escuchar) su tesitura, y la situación en la que me vi envuelta fue la siguiente: una alumna (que me saca dos cabezas, by the way, y tiene trece años... ¡vaya con la niña!) casi se me muere de la vergüenza al salir a cantar, ella sola, delante de todos sus energúmenos compañeritos.

"Ayyy, profe, qué vergüenzaaaa!! O ssseaaa!!!!" (=la nena desahógandose desde las alturas)

Y la profe: "Venga, mujer, si da igual que cantes bien o mal; si lo único que quiero es saber si cantas grave o agudo."

"Ya, profe" -a voz en grito, claaaro- "como se nota que no lo tienes que hacer tú, o sssea, de verdad, qué megafuerrrrrrrrrrte!!".

La profe, resignada: "Venga, pues canto yo contigo; a ver, una que nos sepamos las dos."

La alumna: "No sé, profe... ¿¿cumpleaños feliz??"

Profe: "Vale. Venga, empieza."

Alumna: "Jooo! Nooo, empieza tú!!!"

Profe desesperada: "Pero cómo voy a empezar yo, si tengo que ver en qué tono lo coges tú de forma natural para saber si cantas grave o agudo!!!" (Diálogo de besugos...)

Total, que la niña en cuestión empieza a cantar, de espaldas a los enérgumenos y mirándome fijamente... ¡¡CUMPLEAÑOS FELIZ!! Y yo empiezo al segundo, claro, antes de que le dé un síncope a la adolescente en cuestión... a cantar esa preciosa melodía, a dúo, frente a veinticinco personas... en el cumpleaños de nadie.